Los capilares son conductos sanguíneos con un diámetro muy pequeño, de unas pocas micras. Están formados por epitelio simple plano denominado endotelio. Bajo el endotelio aparece una lámina basal que lo separa del tejido conectivo circundante. El grosor tan pequeño de las células endoteliales permite el intercambio de moléculas entre los tejidos y la sangre. Los capilares forman redes vasculares que irrigan todos los órganos.
Según las características del endotelio los capilares se denominan continuos, fenestrados o discontinuos. Los continuos son los capilares más abundantes. La capa endotelial posee células que sellan los espacios intercelulares de manera que sólo moléculas pequeñas pueden pasar entre ellas. Dichas células endoteliales poseen numerosas vesículas en su citoplasma, lo que indica que los procesos de endocitosis y exocitosis son frecuentes (Figura 1) Los capilares fenestrados están formados por células endoteliales que presentan canales o pasajes en su citoplasma, los cuales conectan directamente a la sangre con la membrana basal. Son frecuentes en glándulas endocrinas y tubo digestivo, lugares donde el paso de sustancias a la sangre es muy intensa. Los capilares discontinuos o sinusoidales son poco frecuentes. Sus endotelios no están totalmente sellados, es decir, existen espacios entre las células del endotelio donde las sustancias y las células pueden difundir libremente. Son típicos del hígado, médula ósea y el bazo, entre otros.
Los endotelios son los encargados de regular la trombosis, trombolisis, adherencia de las plaquetas, el tono vascular y el flujo sanguíneo. Además, son el elemento al cual se adhieren las células sanguíneas cuando tienen que abandonar la sangre hacia otros tejidos. Las células endoteliales son también responsables de la liberación de numerosas sustancias que afectan a otros tipos celulares.
La red de capilares es maleable, es decir, se adapta a las necesidades de los órganos y tejidos en cada momento. Ello implica que la proliferación de las células endoteliales y su organización en capilares está sometida constantemente a señales celulares y gracias a estas propiedades es posible la regeneración de tejidos o el crecimiento del organismo durante el desarrollo. La generación de nuevos conductos vasculares se denomina angiogénesis. Los capilares nuevos en los organismos adultos se crean por ramificación de otros preexistentes y las células endoteliales nuevas se generan a partir de las preexistentes por división celular.
Así, todas las células del organismo están a unas 50 a 100 µm de un capilar lo que implica que cuando un órgano crece en tamaño sus células deben liberar señales que facilitan la formación de nuevos capilares, entre las que destacan el factor de crecimiento vascular endotelial (VEGF). Un ejemplo de las importancia de conocer el mecanismo de angiogénesis es la necesidad de los tumores de crear una red capilar para su crecimiento, de otra manera las células internas del tumor morirían por falta de alimento u oxígeno.
Asociados a los capilares se encuentra un tipo celular denominado pericito. Su función principal es regular el flujo sanguíneo puesto que son células contráctiles que pueden hacer variar el diámetro de los capilares. Estas células se forman a partir de células mesenquimáticas próximas a los vasos sanguíneos.