Los pétalos están formados por una epidermis adaxial (correspondiente al haz de la hoja, hacia el interior de la flor) y otra abaxial (correspondiente al envés de la hoja, hacia el exterior de la flor) de poco espesor y poco cutinizadas. Entre las células epidérmicas podemos encontrar osmóforos o glándulas secretoras de aceites volátiles. También en los pétalos son frecuentes los cromoplastos, responsables de los colores, gracias a que poseen pigmentos como los carotenoides, que junto a otros pigmentos, se encuentran solubles en el citoplasma celular. Un parénquima de tipo lagunar se extiende entre las dos epidermis.
Los pétalos pueden ser muy simples formando estructuras planas o ligeramente curvadas con márgenes enteros y paletas de colores sencillas, o muy complejos con dientes, ondulaciones, flecos, crestas, escamas, espuelas, cavidades, y una gama de colores muy variada. Los pétalos elaborados se supone que son adaptaciones provocadas por la interacción planta-animal, como atrayentes, productores de néctar o plataformas de aterrizaje para los polinizadores. Es curioso que los grupos de plantas que tienen pétalos elaborados tienen más especies que aquellas que tienen pétalos simples.
En el caso de los sépalos las células contienen cloroplastos y su organización tisular se asemeja más a la de una hoja. Tanto en los pétalos como en los sépalos hay haces vasculares poco desarrollados y sin esclerénquima que se distribuyen más o menos de forma ramificada.
Bibliografía
Xuehao Fu,Hongyan S, Xu Y, Jie C, Yongchao J, Xiaofeng Y, Hongzhi K. 2022. Petal development and elaboration. Journal of experimental botany 73(3308–3318).