En la mayor parte de los casos la epidermis está formada por una única capa de células densamente empaquetadas que proporcionan a la planta una gran protección mecánica y evitan la pérdida de agua. La pared celular primaria de las células epidérmicas está recubierta en su cara tangencial externa por una cutícula que disminuye la pérdida de agua y que está formada mayormente por cutina y por ceras, sustancias de naturaleza lipídica que son sintetizadas y secretadas por la propia célula. Hay epidermis que no poseen cutícula, como se observa en las zonas de absorción de las raíces. En otros casos son muy finas como en el tallo de las solaneáceas (por ejemplo, la patata), de grosor intermedio tenemos el ejemplo del tallo de la malva, o gruesas y muy gruesas como en la epidermis de la hoja de pino. En este último caso las células epidérmicas muestran pared celular secundaria suberificada.