La peridermis está formada estructuralmente por tres capas. La capa inicial es el cámbium suberoso o felógeno, cuyas células presentan las típicas características de células indiferenciadas meristemáticas. Se dividen por mitosis según planos tangenciales para originar un número desigual de capas de súber o corcho hacia fuera y de felodermis hacia dentro. Las células del súber sufren engrosamiento secundario de su pared por depósito de suberina, y a veces lignina, por lo que mueren en su madurez, disponiéndose de manera muy compacta para formar una barrera infranqueable al agua y a los gases. Por el contrario, las células de la felodermis son células vivas que no se suberifican y que únicamente se diferencian de las parenquimáticas de la corteza por su disposición en filas apiladas radiales.
Las lenticelas se presentan como zonas lenticulares o circulares que sobresalen en la superficie, con un poro debajo del cual se encuentra el tejido de la lenticela, que no es más que células parenquimáticas de paredes finas y que dejan entre ellas espacios intercelulares más o menos amplios. Las lenticelas se producen con la formación de la primera peridermis y son zonas donde el cámbium suberoso es más activo y deja más espacios intercelulares en los tejidos que produce. A medida que aumenta el grosor del tallo o raíz se forman nuevas lenticelas. Estas estructuras permiten el intercambio de gases entre el exterior y el interior del tallo.