Atlas de histología vegetal y animal

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Órganos animales

REPRODUCTOR FEMENINO

Índice de esta página
1. Ovarios
2. Conductos
3. Genitales

Es el sistema responsable de producir los gametos femeninos, así como, en caso de producirse la fecundación, permitir el implante del embrión y su desarrollo posterior hasta el momento del nacimiento. Esto hace que la fisiología de este sistema sea muy diferente dependiendo de si hay desarrollo embrionario o no. El sistema reproductor femenino se puede dividir en las siguientes partes para su estudio: las gónadas femeninas u ovarios, los conductos reproductores y los genitales externos (Figuras 1 y 2).

Sistema reproductor femenino
Figura 1. Esquema del sistema reproductor femenino humano.
Sistema reproductor femenino
Figura 2. Imagen mostrando el ovario, trompa de Falopio y útero de una rata.

1. Ovarios

Los ovarios tienen dos funciones: producción de gametos femeninos u óvulos y la producción de hormonas como los estrógenos y progestágenos (conjunto de hormonas entre las que se encuentra la progesterona), que son hormonas esteroideas. Los ovarios son pares localizados en la cavidad pélvica, a ambos lados del útero. Aunque cambian de tamaño y forma a lo largo de la vida y también durante el ciclo menstrual, suelen ser ovoides y en humanos tienen unas dimensiones de unos 3-4 cm de largo por 1,5 cm de ancho, y 1 cm de espesor.

Ovario
Ovario

Cada ovario se divide estructuralmente en una capa epitelial ovárica, una túnica albugínea, una región cortical y una región medular. La capa epitelial ovárica es la parte más externa del ovario y está formada por un epitelio de células cúbicas o aplanadas, derivadas del mesotelio del peritoneo visceral. Debajo se encuentra la túnica albugínea, que es tejido conectivo denso. Internamente a la túnica albugínea se dispone la corteza, formada por un estroma celular más o menos compacto en el cual se encuentran en distinto estado de maduración los folículos ováricos. Cada uno de ellos está formado por células somáticas que rodean a un ovocito. Es en esta zona donde se mantienen los óvulos producidos durante el desarrollo embrionario en estado latente, detenidos en la profase I de la meiosis, hasta que uno o varios de ellos retoman la meiosis, lo que ocurre en cada ciclo menstrual. En la zona interna del ovario, y rodeada por la corteza, se encuentra la médula, aunque sin límites muy definidos. La médula está formada por tejido conectivo fibroelástico laxo y contiene numerosos vasos sanguíneos y nervios, los cuales entran y salen del ovario por una zona denominada hilio. En la médula no hay folículos ováricos.

En humanos cada ovario está unido a la superficie posterior del ligamento ancho del útero a través de un pliegue del peritoneo denominado mesoovario. La parte superior del ovario está fijada mediante el ligamento lumboovárico a la pared de la pelvis. Por este ligamento también viajan los nervios y vasos sanguíneos que irrigan el ovario. La parte inferior está unida al útero mediante el ligamento ovárico.

Los ovocitos se generan a partir de las oogonias, las células germinales femeninas, durante el periodo embrionario. Las células germinales se originan antes de que se formen las crestas gonadales, futuros ovarios. Ya en estas estructuras gonadales, se dividen por mitosis alcanzando en humanos un número de unos 5 a 7 millones durante el periodo fetal. A los seis meses de desarrollo se detiene la proliferación y las oogonias, denominadas ahora ovocitos primarios, comienzan la meiosis. La meiosis se detiene en la profase meiótica I, antes de la primera división meiótica. Durante la profase I los ovocitos se localizan en la corteza del ovario, donde permanecen hasta que comienza su proceso de maduración. La meiosis sólo se reiniciará en aquellos ovocitos que vayan a ser ovulados. Es interesante destacar que la segunda división meiótica en humanos sólo se produce tras la fecundación.

Los folículos ováricos están formados por células somáticas más un ovcito. Aquí se crea el ambiente para el desarrollo de los ovocitos. El tamaño de un folículo ovárico es indicativo del estado de desarrollo del ovocito. Hay tres tipos de folículos ováricos: primordiales, en crecimiento (folículos primarios, secundarios y terciarios) y maduros o de Graaf.

Folículos
Folículos

Los folículos primordiales se encuentran justo debajo de la túnica albugínea y están formados por una capa de células somáticas que rodean al ovocito, el cual se encuentra en profase I. Las células somáticas suelen ser aplanadas y están muy próximas al ovocito y en su superficie más externa están separadas del resto del estroma por una lámina basal.

Los folículos en crecimiento o maduración son los que inician el camino hacia la ovulación. Se pueden dividir de distinta manera según el autor que los describe y la fase de desarrollo en la que se encuentren dichos folículos. Los folículos primarios son distinguibles porque hay un crecimiento del tamaño del ovocito y las células somáticas se transforman de aplanadas en cúbicas. Además, se empieza a formar la membrana entre el ovocito y las células somáticas denominada membrana pelúcida. A medida que el folículo va madurando las células somáticas proliferan y de monocapa pasan a disponerse en estratos de células que constituyen la capa granulosa rodeando a la membrana pelúcida. Externamente a la capa granulosa se ordenan las células del estroma que forman una especie de envuelta de células muy aplanadas denominada teca. Cuando la teca es gruesa se distinguen dos zonas, una interna y otra externa. Una membrana basal separa a las células de la granulosa de las de la teca. Durante todo este proceso el ovocito ha ido madurando mediante la reorganización del citoplasma, la acumulación de gránulos corticales en el citoplasma periférico, produciendo microvellosidades, etcétera. Los folículos secundarios o antrales son aquellos en los cuales empieza a aparecer un cavidad entre las células de la granulosa denominada antro, que está llena de fluido pero carece de células. Esto ocurre cuando se alcanzan unas 5 capas de células en la granulosa. Ahora el ovocito deja de crecer. Sin embargo, el folículo seguirá creciendo y también lo hará el antro. El ovocito quedará rodeado por unas pocas células de la granulosa (las cuales formarán la corona radiada durante la ovulación), y estarán rodeados en su mayor parte por el antro, aunque seguirán conectados a la granulosa por un puente de células denominado disco prolígero.

El folículo maduro o de Graaf es tan grande que abomba la túnica albugínea del ovario hacia afuera. El antro ocupa casi todo el interior del folículo y el ovocito con sus células circundantes se desconectan de la granulosa en una etapa previa a la ovulación. Las células de la teca alcanzan un gran desarrollo. Tanto las células de la teca como de la granulosa producen hormonas, andrógenos y estrógenos respectivamente. Estimulado por la hormona luteinizante liberada por la hipófisis, el ovocito reinicia la meiosis y sufre la primera división meiótica convirtiéndose en ovocito secundario. Es en este momento cuando se produce la ovulación o liberación del ovocito.

Tras la ovulación las células somáticas del folículo se convierten en el cuerpo lúteo. Producirán progestágenos y estrógenos que estimularán las paredes del útero para el implante del embrión en caso de que haya fecundación. Si ha habido fecundación el cuerpo lúteo crece en tamaño y seguirá produciendo progestágenos y estrógenos, principalmente durante las primeras semanas del embarazo. Si no hay fecundación, el cuerpo lúteo degenera varios días después de la ovulación.

2. Conductos

Los óvulos liberados durante la ovulación son recogidos por las trompas de Falopio, también llamadas trompas uterinas u oviductos, y conducidos hasta la cavidad del útero. En humanos, las trompas de Falopio miden entre 10 y 12 cm. Hay dos trompas, una por cada ovario, y en ellas se produce la fecundación y parte del desarrollo embrionario temprano hasta el estado de blastocisto. Los espermatozoides han de hacer un largo recorrido: la longitud del útero y subir por las trompas de Falopio hasta encontrarse con el óvulo para realizar la fecundación.

Cada trompa de Falopio tiene varias partes. El infundíbulo o pabellón es la parte más próxima al ovario, tiene forma de embudo, y es responsable de recoger el óvulo liberado desde el ovario. La ampolla es la porción más larga del conducto, unos dos tercios de la longitud total, y es donde se produce la fecundación. El istmo es la parte más próxima al útero, y también más estrecha. Por último, la porción uterina o intramural se introduce en las paredes del útero y desemboca en su cavidad interna del útero.

La pared de las trompas de Falopio está compuesta desde fuera hacia adentro por una serosa o peritoneo visceral, que es un mesotelio más una capa fina de tejido conectivo. Más internamente se encuentra una capa muscular formada por una capa longitudinal externa y otra circular interna más gruesa. Por último, internamente hay una mucosa que tiene pliegues longitudinales que se disponen hacia la luz del conducto, y está formada por tejido conectivo más un epitelio simple cilíndrico que tiene dos tipos de células: ciliadas y no ciliadas. Las ciliadas baten sus cilios hacia el útero y permiten que el óvulo se desplace en esa dirección. Las células no ciliadas son secretoras y producen sustancias nutritivas para el óvulo. La proporción y morfología de estos dos tipos celulares cambia durante el ciclo menstrual. Los estrógenos provocan mayor proporción de células ciliadas y un aumento en la altura celular. El óvulo no puede moverse por sí mismo y su desplazamiento es provocado por los movimientos peristálticos de la trompas y por la actividad de las células ciliadas. Los espermatozoides viajan en sentido contrario y no se conoce exactamente, aparte del desplazamiento por el movimiento de su flagelo, qué los impulsa por las trompas hacia el óvulo.

Útero
Útero

El útero es la parte de los conductos reproductores donde se produce la mayor parte del desarrollo embrionario en el caso de que se haya producido fecundación. Se localiza entre las trompas de Falopio y la vagina. En humanos mide unos 7.5 cm de longitud. Se divide en una porción superior denominada cuerpo y otra inferior o cérvix. La pared del útero es gruesa y la componen tres capas de tejidos: endometrio, o mucosa del útero, formado por epitelio simple prismático más tejido conectivo, miometrio, o capa muscular gruesa, que se continúa con la de las trompas de Falopio y por el perimetrio, que es la envuelta peritoneal. Las dos primeras capas, endometrio y miometrio, sufren cambios durante los ciclos mensuales que conforman el ciclo menstrual. Si se produce fecundación el embrión invadirá estas capas y se formará la placenta. La placenta tiene dos componentes, uno de origen embrionario o corion y otro producido por el endometrio denominado decidua. La parte de la cérvix posee una mucosa diferente a la del resto del útero porque posee unas glándulas que liberan contenidos más o menos viscosos dependiendo de la fase del ciclo menstrual, lo cual dificulta o facilita la entrada de los espermatozoides en la cavidad uterina.

La vagina es el receptáculo del órgano sexual masculino y comunica la cavidad uterina con el vestíbulo vaginal, la zona localizada entre los dos labios menores. Está formada por una capa mucosa interna muy plegada, con un epitelio estratificado plano, normalmente no queratinizado. Internamente le sigue una capa muscular formada por dos estratos de músculo liso, uno interno circular y otro externo longitudinal. El longitudinal es mucho más grueso y se continúa con el del útero. Existen algunas fibras musculares estriadas en la zona de la entrada de la vagina. Por último existe una capa adventicia formada por conectivo denso, seguida por conectivo laxo. La vagina no posee glándulas y su lubricación proviene de las glándulas que se encuentran en la cérvix, mientras que la lubricación externa se produce por glándulas situadas entre los labios vaginales.

3. Genitales

El órgano sexual externo femenino se denomina vulva e incluye el monte de Venus, labios mayores, labios menores, clítoris y vestíbulo vaginal. El monte de Venus es una elevación redondeada formada por tejido adiposo subcutáneo. Los labios son pliegues cutáneos, los externos poseen folículos pilosos y músculo liso, y ambos tienen glándulas sudoríparas y sebáceas. El clítoris es una estructura eréctil homóloga al pene y posee cuerpos cavernosos, además de otra pequeña estructura denominada glande del clítoris. El vestíbulo vaginal está revestido por epitelio estratificado plano con una gran cantidad de pequeñas glándulas mucosas y otras más complejas túbuloalveolares que desembocan en las proximidades de la abertura vaginal. Son las que producen la lubricación de la parte externa del órgano sexual femenino. Los genitales externos poseen una gran cantidad de terminaciones nerviosas como corpúsculos Meissner, de Pacini y terminaciones nerviosas libres.

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