En los animales hay un conjunto de células que son capaces de reconocer y eliminar agentes extraños al organismo, tales como virus, bacterias, moléculas externas, o células propias que se han vuelto malignas, como las células tumorales. Este conjunto de células forman lo que se denomina el sistema inmune, que es un sistema de defensa del organismo, y su acción frentes a tale moléculas o agentes extraños se denomina respuesta inmune. Este sistema aparece al inicio de la evolución de los vertebrados. Hay un sistema inmune innato y un sistema inmune adaptativo que funcionan de forma coordinada. El primero está formado por células que reconocen moléculas que se encuentran en un gran espectro de patógenos, o a las células infectadas o dañadas que envían señales de estrés celular. El sistema inmune adaptativo es muy específico y reconoce a regiones concretas de moléculas que se identifican como extrañas. El sistema inmune adaptativo supone el uso de inmunoglobulinas, también llamadas anticuerpos, como armas principales de reconocimiento de los agentes extraños.
Los linfocitos se mueven por el cuerpo a través del sistema sanguíneo, pero pueden abandonarlo y desplazarse por el interior de los tejidos mediante reptación. Hay dos grandes tipos de linfocitos: los B (derivados de la “bursa de Fabricius” o de la médula ósea o “bone marrow”) y los T (del timo). Ambos contienen subtipos. En individuos adultos, tanto los linfocitos B como los T se originan en la médula ósea y se pueden encontrar en la sangre y en el sistema linfático, además de en otros tejidos (Figura 1). Los linfocitos se observan fácilmente en extensiones sanguíneas. Otros tipos de linfocitos son los NK (“natural killer”) y los TNK (“natural killer T”).

Los linfocitos B y T son células del sistema inmune que participan en la respuesta inmune adaptativa. Mientras, los Nk y NKT participan en la respuesta no adaptativa. Todos pertenecen a los leucocitos denominados agranulares, puesto que no presentan gránulos visibles en su citoplasma cuando se observan con el microscopio óptico. Son células pequeñas, redondeadas, con muy poco citoplasma y de unas 6 a 15 µm de diámetro. El núcleo es rico en heterocromatina. Morfológicamente no se pueden distinguir los distintos tipos de linfocitos pero sí mediante la detección de marcadores de superficie.
Linfocitos B
Los linfocitos B, también llamados células B, se pueden definir de forma general como la población de linfocitos que tienen en su superficie receptores de tipo inmunoglobulina para reconocer epitopos antigénicos en moléculas extrañas al organismo. Su destino final es convertirse en células plasmáticas que liberarán inmunoglobulinas que reconocerán y se unirá a dichos epitopos, de manera que marcarán a estas moléculas para ser destruidas por otros elementos del sistema inmune. Los linfocitos B forman parte del sistema inmune adaptativo humoral (humoral indica que actúan liberando moléculas solubles). También son capaces de liberar citocinas y presentar antígenos a otras células del sistema inmune.
El tiempo de vida un linfocito B es variable y puede extenderse desde días hasta semanas. Se pueden encontrar circulando en la sangre, donde representan aproximadamente un 30 % de los linfocitos circulantes. También aparecen en los ganglios linfáticos, en la pulpa blanca del bazo y tejido linfoide asociado a las mucosas tales como los folículos linfáticos.
El descubrimiento de los linfocitos B ha seguido históricamente un camino inverso. Primero se descubrieron las inmunoglobulinas, después las células plasmáticas y posteriormente los linfocitos B, y luego sus precursores. En la médula ósea se encuentran las células madre hematopoyéticas, las cuales dan lugar a todas las células sanguíneas, incluidas las células linfoides progenitoras, que se diferencian en pro-B y DN1. Los células pro-B dan lugar a los linfocitos pre-B, los cuales ya expresan la cadena proteica µH en su citoplasma. Todo este proceso ocurre en la médula ósea en adultos. Los linfocitos pre-B se trasladan después a los órganos linfoides secundarios como el bazo y los ganglios linfáticos, donde se diferencian en linfocitos B que expresan inmunoglobulinas tipo M (Ig-M) en su superficie. Ig-M funciona como un receptor para los antígenos. Los linfocitos B son activados por los antígenos, y por otras células del sistema inmune, y entonces se convierten mayoritariamente en células plasmáticas liberadoras de inmunoglobulinas y algunos en linfocitos B de memoria. Así, los linfocitos tienen una maduración inicial independiente de antígeno y otra a partir de la estimulación por antígenos.
Los linfocitos B de memoria son aquellos linfocitos que ya se activaron durante una respuesta inmune a un patógeno o sustancia extraña y quedan en el organismo para producir una respuesta mucho más rápida la próxima vez que la misma sustancia entre en el organismo. Pueden estar en el organismo durante años. Los linfocitos B reguladores (o Bregs) son aproximadamente el 0.5 % de los linfocitos B en personas sanas . Tienen efectos anti-inflamatorios y ayudan a producir linfocitos T reguladores.
Linfocitos T
Son aquellos lifoncitos que se desarrollan en el timo y se distinguen de otros linfocitos por portar en su superficie los receptores T. Hay varios tipos:
Asesinos o citotóxicos. Escanean la superficie de las células del cuerpo para detectar si han sido infectadas por patógenos, o si se han vuelto malignas. Si es así, las matan. Hay diversos tipos:
"Helpers". Ayudan a otras células del sistema inmune durante la respuesta inmune. Hay varios tipos de linfocitos T helpers, siendo algunos más efectivos que otros según el tipo de gérmenes. Reguladores. Controlan o inhiben a otras células del sistema inmune. Tienen tanto efectos beneficiosos como perjudiciales. T de memoria. Permanecen el organismo tras una infección y ayudan a aumentar la velocidad de respuesta tras una nueva infección por el mismo patógeno.
Asesinos naturales. Son un grupo heterogéneo de linfocitos T que muestran características tanto de reguladores como de asesinos, porque pueden regular la actividad de otras células inmunes y también matar directamente a células infectadas.
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Bibliografía ↷
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Bibliografía
LeBien TW, Tedder TF. 2008. B lymphocytes: how they develop and function. Blood, 112: 1570-1580. DOI 10.1182/blood2008-02-078071.
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