El tejido adiposo es un tejido conjuntivo especializado en el almacenamiento de energía en forma de lípidos, función llevada a cabo por las células denominadas adipocitos. Es un tejido conectivo atípico puesto que posee muy poca matriz extracelular.
Hay dos tipos de tejidos adiposos: blanco, cuyos adipocitos presentan una gran gota de lípidos en su citoplasma (adipocitos uniloculares), y pardo, con adipocitos con numerosas gotas de grasa en su citoplasma (adipocitos multiloculares). El color blanco (a veces amarillento) o pardo se refiere al color de este tejido en su estado fresco.
1. Grasa blanca
El tejido adiposo blanco o unilocular forma la llamada grasa blanca y es el tejido graso predominante en mamíferos. Sus adipocitos son células redondeadas muy grandes, de más de 100 µm de diámetro, con una sola y gran gota de grasa, la cual ocupa prácticamente todo el citoplasma, de ahí el nombre de unilocular. Tanto el núcleo como el resto de los componentes citoplasmáticos ocupan un espacio estrecho periférico.
Los adipocitos uniloculares están separados por finas capas de tejido conectivo. Los vasos sanguíneos y nervios viajan por este tejido conectivo, que puede contener otros tipos celulares como fibroblastos o macrófagos. Parte de la matriz extracelular que rodea a los adipocitos uniloculares es secretada por ellos mismos.
En humanos existen zonas de alta acumulación de adipocitos que suelen tener diferentes localizaciones en hombres y en mujeres. La zona de mayor cantidad de grasa blanca es la zona subcutánea, la cual, además de actuar como lugar de reserva, también funciona en algunas especies como capa aislante frente al frío. Otras zonas de acumulación son las regiones abdominales y los glúteos.
El tejido adiposo es uno de los pocos tejidos que puede incrementar y disminuir su volumen de manera drástica en animales adultos. Esto es gracias a que los adipocitos pueden crecer y disminuir en tamaño, así como a su capacidad de proliferación a partir de células precursoras. Los valores de tejido adiposo respecto al peso corporal considerados normales en humanos varían entre el 9 y el 18 % en varones y entre el 14 y el 28 % en mujeres. El tejido adiposo tiene también una función endocrina mediante la producción de hormonas como la leptina, la cual afecta a la ingesta de alimentos actuando sobre el sistema nervioso central.
2. Grasa parda
La grasa parda está formada por adipocitos que contienen, no una, sino numerosas gotas de lípidos. De ahí el nombre de multilocular. La grasa parda es frecuente en los animales hibernantes y en los fetos y neonatos de mamíferos, mientras que en los adultos está muy reducida. Se encuentra en zonas como el cuello y en zonas paravertebrales.
El tejido de grasa parda está dividido en lóbulos y lobulillos separados por tejido conectivo por el que viajan numerosos vasos sanguíneos, mucho más abundantes que en el adiposo blanco. Está inervado por el sistema simpático. Los adipocitos multiloculares son más pequeños que los uniloculares y su núcleo no suele estar aplanado. El color pardo de este tipo de grasa en fresco es debido a la presencia de multitud de mitocondrias en su citoplasma y a su alta vascularización.
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Bibliografía ↷
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Bibliografía
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